En la actualidad la formación de profesionales, gira en torno a la globalización de la economía y la
educación universitaria, en donde esta última tiene como función enseñar a los individuos que hacen parte de este entorno, en busca de desarrollar destrezas en cuanto a la investigación o búsqueda de soluciones a problemas generados en el contexto, dichas situaciones se presentan por la incertidumbre económica de los países, lo cual es efecto de las políticas internacionales adoptadas por los gobiernos y que en consecuencia afectan a las empresas e instituciones educativas.
educación universitaria, en donde esta última tiene como función enseñar a los individuos que hacen parte de este entorno, en busca de desarrollar destrezas en cuanto a la investigación o búsqueda de soluciones a problemas generados en el contexto, dichas situaciones se presentan por la incertidumbre económica de los países, lo cual es efecto de las políticas internacionales adoptadas por los gobiernos y que en consecuencia afectan a las empresas e instituciones educativas.
Si
se da una mirada a la economía mundial y sus principales tendencias, Quirós y Arce (2005) resaltan como se ha propiciado la
internacionalización de los procesos productivos, la integración de los
mercados financieros y la conformación de espacios comerciales regionales;
siendo el sector educativo en donde se cumple un papel fundamental, pues su rol
en la generación de conocimientos y formación de recursos humanos lo llevan a
garantizar los conocimientos, habilidades y competencias básicas que debe
poseer la fuerza laboral. Se puede,
entonces, apreciar la responsabilidad social de las instituciones educativas,
pues a través del conocimiento, la ciencia y la innovación, deben liderar la
producción interna de la sociedad; se percibe entonces que la necesidad de
aplicar la investigación, cada vez es más sólida.
De forma prospectiva afirma Marín (1996) se proyecta que la futura
comercialización en la prestación de servicios profesionales tiende a fomentar
la generación de instancias y criterios basados en el llamado “perfil del nuevo
discurso modernizador de las universidades de América Latina” lo cual se
articula a partir del cuestionamiento de la calidad educativa del sector
universitario y de la problemática dada por las diferencias formativas
encontradas en ciertas profesiones de distintos países. Es necesario acortar
las desigualdades en la formación y, para ello, una herramienta importante es
generar el espíritu de actualización constante y la búsqueda de respuestas a
sus interrogantes generados al seno de la profesión, es por ello que las
universidades están perfilando a los docentes como investigadores, con
capacidad para comunicar un nuevo saber.
Desde otra mirada se debe resalta que el problema de la región de
habla hispana de acuerdo a Hurtado (2002) es con respecto a la poca efectividad de la formación
investigativa en la universidad latinoamericana, ubicando el problema en las
mismas raíces históricas de la universidad, que tiene como prioridad la
formación profesional y no la investigativa, situación que se presenta en los
pregrados y también en los postgrados, muestra de ello es que solo una quinta
parte de los postgraduados se inician como investigadores activos, debido a la
enseñanza recibida.
Ahora bien si se habla de
investigadores en formación o en proceso de aprendizaje Loura
(1989) menciona las dimensiones extra textuales del saber, que en muchas ocasiones
generan crisis en los procesos formativos, en la medida que “hace aparecer sin
disfraces aquellos elementos subterráneos que también dan forma al acto
investigativo”; se puede tomar como
referente o punto de partida los procesos formativos en investigación y la
investigación misma, cuando esta se convierte en una práctica cuestionadora y
problematizadora, se hace ineludible abordar ese conjunto de dispositivos
simbólicos, políticos o afectivos que permean las tareas académicas y científicas.
De acuerdo con lo anteriormente expuesto Parra (2004)
manifiesta que es necesario articular la investigación con la formación
profesional, buscando una solución teóricamente viable, en donde se debe tratar
de incorporar al currículo académico los contenidos relacionados con los
métodos y problemas de investigación propios de las disciplinas que sustentan
el saber profesional, pero la objeción más contundente a esta alternativa es
que la investigación disciplinar contribuye poco al ejercicio de una profesión,
pues son saberes realmente diferentes.
Un gran avance para la investigación aplicada en el aula a través de los tiempos fue la evolución del proceso de enseñanza, sobre el tema Cerda (2007) argumenta que: Cuando se utilizan los métodos investigativos partiendo como docente investigador, se deben realizar ciertas profundizaciones para los estudiantes en las áreas relacionadas con metodología o seminarios de tesis, en donde el investigador transmite sus experiencias en el campo investigativo a través de socializaciones, generando así espacios para la reflexión del acto investigativo. A partir de esto se puede establecer que existe una situación que se debe resaltar y es la relación del maestro con la investigación se puede percibir en tres sentidos:
b) el docente ejercita la investigación como forma de docencia.
c) el docente hace uso de los productos de la investigación en su práctica diaria o en sus programas de formación.
Cada vez que en los procesos de enseñanza se incluye la busque de información o respuesta a un suceso, Restrepo (2004) sostiene que existe una capacitación a través de la investigación, la experimentación y el ensayo de propuestas teóricas o empíricas que se derivan de la reflexión en la acción aplicada al desarrollo de prácticas investigativas, donde es viable desarrollar en los investigadores una motivación intrínseca que garantiza la culminación de los proyectos; en este sentido, la investigación como medio de capacitación ofrece una ruptura de paradigmas, ejerciendo el autorreciclaje de los conocimientos para neutralizar las tendencias rutinarias y desactualizadas de las prácticas de enseñanza; intentando así de disminuir los cursos conocidos como de poco impacto, y en donde la capacitación tiene un nivel bajo.
En cuanto a las competencias investigativas que deben corresponder con el trabajo de los docentes en el proceso de enseñanza, Cerda (2007) opina que la investigación científica, independientemente de algunas competencias muy específicas, desarrolla algunas labores que son las que le dan el sello de identidad a la investigación, pero que a su vez también son desarrolladas por el docente en el aula, entre ellas está la capacidad para hacer preguntas y plantear interrogantes; la capacidad para identificar y definir problemas; la capacidad para la búsqueda, selección y sistematización de la información; la capacidad para analizar, sintetizar y deducir; la capacidad para elaborar y redactar informes sobre los resultados que son producto de la investigación.
Desde la posición de Stenhouse (1993), es importante tener en cuenta, que el conocimiento que puede ser enseñado, es aquél que no necesita de investigación, en tanto que si estamos frente al conocimiento que es necesario investigarlo se debe pasar por todo el proceso científico, lo que no permite enseñarlo aún; normalmente en las aulas de clase muy poco se da el problema de compartir temas no conocidos. Por otra parte, Gutiérrez (1997) dice que en la constante búsqueda de una propuesta para la formación de investigadores, se debe partir de una anotación previa donde no buscamos la formación de investigadores en el campo de la pedagogía, sino que nuestra preocupación es hacer que sea pedagógica la formación de investigadores, en este sentido cabe poner una especial atención en desarrollo desde la práctica pedagógica de aquellas capacidades que hagan del estudiante un investigador en potencias, pero lo más importantes es que se conviertan en seres humanos que busquen las estrategias, procedimientos y nuevas formas de aprendizaje que partan de relación personal necesaria para desarrollar el proceso de investigación.
Según afirmación de Portilla (2002) la formación de los docentes debe proveerlos de las herramientas conceptuales precisas para analizar su entorno y para construir conocimiento pertinente para las necesidades sociales, en donde es ineludible convertirse en un investigador de carencias y potencialidades de la comunidad, recontextualizando los saberes y las herramientas que posee, para comprender la complejidad de su entorno, reconociendo los distintos aspectos educativos, disciplinares, normativos y culturales. Es por ello que los maestros deben conocer el grupo de estudiante a quienes está orientando puesto que cada uno tiene elementos externos que juegan un papel importante en el proceso de aprendizaje.
Se debe clarificar que la práctica docente o el proceso de enseñanza debe combinar el conocimiento de lo investigado y debe determinar la forma adecuada de transmitirlo, para Restrepo (2002) el problema de la relación entre la docencia y la investigación, se observa desde la situación en que el investigador debe permitir el aprendizaje de los resultados de la investigación y del conocimiento producido, para ello el docente debe generar espacios y estrategias que permitan al estudiante la apropiación del nuevo conocimiento, denominando este acto como aprendizaje por descubrimiento, donde el eje central es establecer una serie de estrategias de enseñanza que canalicen los esfuerzos para obtener una transformación del conocimiento como individuo.
Otro punto de vista para el anterior planteamiento lo hace Latorre (1999) quien afirma que con el surgimiento de nuevas prácticas en el aula, se da origen a una generación de maestros que tienen una óptica más reciente en la relación docente-estudiante, situación que se refleja de manera directa en la enseñanza-aprendizaje, donde es centrada la atención en el estudiante para convertirlo en un sujeto activo de esta relación educativa, con la intención que construya su propio conocimiento; un docente que se pueda clasificar como competente, es aquel que orienta al estudiante y le facilita que aprenda; esto se reafirma según Honore (1980) donde la educación es concebida como el acto en el cual se busca establecer las condiciones óptimas para que un saber que es recibido del exterior se logre interiorizar para que se acople internamente, logrando así una transformación interna de tal forma que se pueda exteriorizar de una nueva forma, la cual es enriquecida por los saberes de este nuevo sujeto partícipe de la relación sujeto-aprendizaje, lo que es un significado de nueva actividad.
El acto educativo debe involucrarse en los procesos de formación de los individuos, según Iafrancesco (1998) la actividad de enseñanza, mejoran las condiciones culturales de los pueblos, debido a que la educación tiene que acopiar los avances científicos y tecnológicos, para no estancarse en la transmisión de conocimiento y en los modelos de enseñanza, mejorando así la calidad educativa, donde a partir de los centros educativos no solo se enseñe el saber y el saber hacer, sino que se aplique un proceso de formación integral que permita desarrollarse como ser. Teniendo en cuenta que es más importante la formación de personas reflexivas y cuestionadores que a través de la investigación mejoren la calidad propia y además impacten positivamente en el entorno.
BIBLIOGRAFIA
Cerda, H. (2007) La
investigación formativa en el aula. Colombia: Santafé de Bogotá.
Cooperativa editorial magisterio.
Gutiérrez, F. (1997) Hacia una propuesta alternativa para la formación de investigadores. Revista Nómadas Número 7, ISSN 0121-7550; Universidad
Central. Bogotá, Colombia.
Honore, B. (1980) Para una teoría de la formación. España: Madrid. Editorial Narcea.
Hurtado de B, J. (2002) Formación de Investigadores. Colombia: Bogotá. Publicado por el
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El diario de investigación.
México: Universidad de Guadalajara. Consultado en http://srb2.bib.iteso.mx septiembre 01 de 2010.
Marín, D. (1996) La acreditación de
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sobre la Investigación Formativa. Revista Educación y Educadores, Vol. 7, ISSN 0123-1294; Universidad de la sabana.
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CCPE-CEAB en las universidades costarricenses. Revista
electrónica. Actualidades investigativas
en educación, Volumen 5; número especial;
ISSN 1409-4703; Universidad de Costa Rica.
Restrepo, B (2002) Conceptos
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Restrepo, B. (2004) Investigación-acción
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Aguilar. S.A.
Stenhouse, L. (1993) La Investigación como
base de la enseñanza. España: Madrid. Editorial
Morata.